sábado, 18 de abril de 2009

HISTORIA DEL MOTOR:


En 1862 fue enunciado el ciclo de volumen constante por Beau de Rochar con el titulo "ciclo de cuatro tiempos". Posteriormente el alemán Otto lo aplicó a un motor térmico denominándolo como ciclo Otto.

Si históricamente Carl Benz ha sido considerado como el padre del automóvil, ya que en 1885 fue el primer constructor de un motor de cuatro tiempos de encendido por bujías, hay que remontarse al año 1860 para encontrar los primeros experimentos sobre motores de combustión interna. El primer antecedente al motor de Carl Benz, fue ideado por un belga de fértil imaginación llamado Etienne Lenoir, que construyó su primer modelo práctico veinticinco años antes que Benz, y que en aquel momento abrió la puerta de la evolución y estableció una serie de principios técnicos que han permanecido inmutables hasta hace pocos años. La primera vez que el ciclo de cuatro tiempos se empleó con éxito fue en 1876, en un motor construido por un ingeniero alemán, el conde Nicholas Otto.

En 1895, Rudolf Diesel presentó por primera vez su invento al publico. Un motor con encendido por compresión. En comparación con el ya acreditado motor de explosión Otto, este motor tenía las ventajas de consumir mucho menos y de poder funcionar con un combustible relativamente barato, siendo posible además alcanzar potencias muy superiores.

El invento de Diesel se impuso muy rápidamente, y pronto dejó de tener competencia en el campo de los motores navales y estacionarios.

Sin embargo, el motor Diesel tenía el gran inconveniente de que resultaba imposible alcanzar regímenes de revoluciones elevados.

Pero cuando más se iba difundiendo el motor Diesel y cuanto más se iban conociendo las ventajas de este sistema, tanto más eran las voces que exigían un motor de autoignición pequeño y rápido.

El mayor obstáculo para el motor Diesel de alta velocidad lo representa la alimentación de combustible. El método de insuflación aplicado en un principio con el que el combustible es "soplado" al interior de la cámara de combustión mediante aire comprimido, no permitía incrementar adecuadamente el regímen de revoluciones. Además la "bomba del aire" exigía una instalación compleja, lo que hacia imposible reducir apreciablemente el tamaño y el peso de los motores.

A finales de 1922, Robert Bosch decidió desarrollar un sistema de inyección para motores Diesel.

Las condiciones técnicas eran favorables: se disponía ya de experiencia en motores de combustión; las tecnologías de producción habían alcanzado un alto nivel de desarrollo y ante todo podían aplicarse conocimientos adquiridos en la fabricación de bombas lubricantes. Robert Bosch y su equipo trabajaron infatigablemente en esta nueva misión. A comienzos de 1923 se habían proyectado ya una docena de bombas de inyección distintas, y a mediados de 1923 se realizaron los primeros ensayos en el motor.

El mundillo técnico comenzó a contar cada vez más con la aparición de la bomba de inyección, de la que esperaba un nuevo impulso para la construcción de motores Diesel.

Por fin, en verano de 1925 se dieron los últimos toques al proyecto definitivo de la bomba de inyección, y en 1927 salieron de la fábrica las primeras bombas producidas en serie.

Esta bomba de inyección desarrollada por Bosch proporcionó al motor de Rudolf Diesel la velocidad deseada, proporcionándole un éxito imprevisto.

El motor Diesel fue conquistando cada vez más campos de aplicaciones, ante todo en el sector del automóvil.

La evolución del motor Diesel y del sistema de inyección continuó incesantemente.

Con una velocidad punta superior a los 360 km/h un vehículo experimental Diesel equipado con inyección Bosch ha demostrado hace poco la capacidad del motor Diesel actual. Normalmente, cuando se habla de vehículos que rompen record consumió a la velocidad máxima de 360 km/h tan sólo 13,61 a los 100 km/h, y a una velocidad de 250 km/h este Diesel de carreras se contentó incluso con 61 a los 100 km/h. La capacidad de adaptación y desarrollo que la herencia de Rudolf Diesel tiene aún después de décadas, queda demostrada especialmente en los turismos, donde la proporción del Diesel sigue aumentando de año en año. Entre tanto, prácticamente todos los fabricantes europeos de automóviles tienen almenos un turismo Diesel en su programa o en fase de desarrollo.

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